lunes, 23 de noviembre de 2009

Calidad humana

Por: Anny Jesenia López J.M.
Club de Periodistas

En esta época todos hablan de calidad de productos, de calidad de procesos, calidad de servicios, calidad de sistemas pero muy poca gente habla de calidad humana, calidad de vida, sin la cual todo lo demás es muy superficial, sólo apariencia.
Hablar de calidad humana es cuidar nuestros vínculos con los demás. Necesitamos rehacer nuestros vínculos humanos.
De nada sirve trabajar de sol a sol, en un lugar donde no tenemos amigos, y llegar cansados a un hogar, en el que nadie se interesa en saber cómo nos fue, independientemente si se trabaja o estudia.

¿Para qué esforzarnos tanto si nos sentimos solos?
Es triste leer un libro y no tener a alguien con quien comentarlo, es doloroso sentirse preocupado y no contar con una persona a quien abrirle el corazón.
De nada vale estar al frente de una cancha de tenis, de fútbol o frente a un juego en el salón, si no tenemos con quién jugar, con quién compartir ese momento.

¿Para qué tener lo que no se puede compartir?
Ni las cosas ni el dinero poseen un valor extraordinario, y por ellos no vale la pena andar tristes en cada momento de nuestras vidas. El valor de lo material está en la manera cómo lo usemos.
La importancia de tener está en compartir. La magia de luchar por la prosperidad económica, que tanto buscamos, ni más ni menos, está en poder ver sonreír a aquel con quien compartimos el privilegio de disfrutar lo que ganamos. Eso es parte de la naturaleza humana: amar, dar, convivir, servir, ayudar, ¡HAZLO!
En muchas ocasiones estamos asustados, asustados de lo que tal vez no podamos hacer, asustados de lo que pensaría la gente si tratamos y fallamos. No permitamos que nuestros miedos se interpongan ante nuestros sueños.
Decimos no, cuando queremos decir sí; murmuramos cuando queremos gritar, y después… uhmmm…, gritamos a quien no teníamos que hacerlo. ¿POR QUÉ?
Cruzamos por esta vida una sola vez, no hay tiempo para tener miedo. Así que intenta, intenta, aquello que no has hecho; arriésgate, participa en la maratón, escribe aquella carta, enfréntate como ganador a las cosas cotidianas.
Baila, habla en contra de lo que no estás de acuerdo, visita lugares que no conozcas, da ese beso que te provoca, no te quedes con el abrazo contenido, ni la risa escondida, llámale y dile cuánto le amas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores